Joven

Un Vino Joven Sin Crianza es aquel que se embotella al finalizar su fermentación alcohólica. Es decir, no pasa a barrica de roble. O, si lo ha hecho, es durante poco tiempo. Este vino sin envejecimiento, se conoce también como vino cosechero o del año. 

Se elabora con la cosecha de ese año y se recomienda consumir durante su primer o segundo año, ya que se caracteriza por mantener sus propiedades un par de años como máximo. En el caso de los vinos tintos, se da la situación de que se considere vino joven pese a haber tenido un periodo de envejecimiento. Esto ocurre cuando su paso por madera es inferior al establecido por la Denominación de Origen para ser calificado como crianza, reserva o gran reserva.
El vino joven se caracteriza por su intensidad aromática con recuerdos florales, destacando flores como la rosa, madreselva, jazmín o violeta. Suelen tener un punto de acidez, lo que los convierte en vinos frescos idóneos para ser servidos en época estival. También son vinos afrutados, con marcada presencia de fruta como albaricoque, plátano, melocotón, frutos rojos y ciruelas. Al no haber pasado por barrica, el vino joven es fruta en estado puro. Respecto a su maridaje, los vinos tintos jóvenes son los perfectos acompañantes de arroces y fideuás. Son vinos más potentes, y que se pueden tomar a una temperatura inferior que los tintos con crianza. Además, tienen una acidez marcada, lo que los hace perfectos para limpiar la grasa que habitualmente tienen los platos de arroz.