Maridajes

El maridaje es la unión de un alimento con un vino para potenciar las características de cada uno de ellos. El concepto principal del maridaje reside en que ciertos elementos que se encuentran en los alimentos y en el vino (textura, sabor, aroma) reaccionan de manera diferente al mezclarse. 

Por esta razón, encontrar la combinación adecuada logrará hacer de su degustación una experiencia gastronómica.

Combinar sabores y texturas ha llegado a ser “todo un arte”. Y, de hecho, son los sumilleres los profesionales encargados de recomendar y sugerir el vino según el plato que vaya a tomar el comensal.

Los maridajes se realizan buscando lograr una compensación y equilibrio de sabores.  O bien, un contraste.

Los maridajes tradicionales, y considerados más clásicos (pescado con vino blanco y carne con vino tinto) han quedado superados ante el creciente interés que despiertan los maridajes en la gastronomía actual. En este momento, con el nacimiento de nuevas bodegas y la elaboración de vinos con nuevas variedades de uva, ha hecho que los maridajes se compliquen y enriquezcan de forma exponencial.

Como norma general, el vino se servirá siguiendo un orden. Serviremos el vino con menos cuerpo al principio, finalizando con el de mayor cuerpo. Por eso, los aperitivos y primeros platos se suelen servir con vino blanco o rosado. Seguido de un vino joven. A continuación, un vino con crianza. Y, se finaliza, sirviendo un vino generoso y dulce.

Aunque existen unas reglas básicas, los maridajes son algo muy personal. Depende, en gran medida, del gusto de la persona que va a disfrutarlo, por lo que la principal sugerencia es: experimentar.